Faces of Open Government: Valeria Torres

Meet Valeria Torres, Chief Public Management and Open Government Area at ILPES / ECLAC. Valeria has more than 20 years of experience in applied research and international processes related to sustainable development, particularly in Latin America and the Caribbean. In this month’s Faces of Open Government, Valeria shares what inspired her to work on these issues and the crucial role that open government and platforms like OGP play in advancing the sustainable development agenda.

 

What inspired you to work on sustainable development issues in Latin America and the Caribbean? 

The importance of simultaneously and synergistically advancing sustainable development was raised by the Rio Declaration on Environment and Development in 1992 at the Earth Summit, and reinforced at the 2012 Rio Summit. This had a profound impact on me and inspired me to work to strengthen the social, economic, and environmental dimensions of development across Latin America and the Caribbean.

The 27 principles of the 1992 Rio Declaration have since guided policies aimed at sustainable development and are present in most, if not all, of the general environmental laws of Latin America and the Caribbean. The adoption of Principle 10 of the Rio Declaration, states that the best way to deal with environmental issues is through the participation of all. This requires an adequate justice process and access to information about the environment. Many countries have already begun an innovative path for its integration into national legal frameworks. 

Twenty years later, at the Earth Summit, the countries of our region began a path to provide themselves with a regional instrument for the effective application of the rights of access to information, participation, and justice in environmental matters that culminated with the adoption of the Escazú Agreement in 2018. I had the privilege of accompanying the negotiation process of the Escazú Agreement from start to finish from ECLAC. Even before its adoption, the negotiation process contributed to the importance of adding open spaces for the participation of all people to the agenda, including those traditionally excluded in decisions that affect their environment and quality of life.

The Escazú Agreement and the Open Government Alliance recognize the importance of transparency, participation, and collaboration to address current and future challenges and that the rights to information, participation, and justice are essential components of democracy.

What kind of challenges is the region facing to achieve sustainable development, especially when it comes to climate issues? 

Without a doubt, the changes required to confront the current crises of inequality, environmental destruction, and governance demand an expansion of spaces for public participation, greater transparency, and accountability in decision-making at all levels.

 An issue of particular relevance in  our region is protecting the physical integrity of human rights defenders. As various reports point out, Latin America is the continent most affected by murders of human rights defenders. When engaged in environmental matters they are also the most attacked group.

In this context, it is not surprising that the first environmental treaty between Latin American countries and the Caribbean, the Escazú Agreement, deals precisely with these issues.

How can open government contribute to solutions that address these challenges?

Open government can be transformative. It represents a paradigm shift to move from consultation to shared power in decision-making. It can not only ensure the inclusion of civil society at all levels of planning, but also collaboration in decision-making in the early phases of planning, help generate trust, legitimize decisions made by the State in the eyes of the public, and create greater acceptance and awareness among citizens, ultimately leading to fewer conflicts.

Public policies implemented as part of  OGP action plans and the negotiation of the Escazú Agreement demonstrates that the above is true. The key seems to be moving from rather formal consultation mechanisms to deliberative processes where citizens actively participate in the co-creation of public policies.

How can OGP and its community help advance the sustainable development agenda?

There is no doubt that the region has significant room to improve the institutionalization and governance of appropriate response mechanisms to address the tensions of power relations and persistent inequalities. To this end, state and open government approaches are essential to ensure that all people, including vulnerable individuals and groups can exercise their right to participate in an informed and effective manner in public life as rights holders and agents of change.

To achieve this, it is necessary to continue innovating and developing mechanisms to develop the capacities of the public, particularly civil society organizations, to participate effectively in decision-making, training, and raising awareness on procedures and rights.

 

What is your message to activists and reformers in government working to find solutions to these problems?

In my experience accompanying the co-creation and implementation of open government plans in the region for more than a decade, the attitude that public officials have toward public participation is essential to guarantee that collaboration is achieved. Hence the importance of continuing to strengthen our region’s open government approach.

Conozca a Valeria Torres, Jefa del Área de Gestión Pública y Gobierno Abierto del ILPES / CEPAL. Valeria tiene más de 20 años de experiencia en investigación aplicada y procesos internacionales relacionados con el desarrollo sostenible, particularmente en América Latina y el Caribe. En las Caras del Gobierno Abierto de este mes, Valeria comparte lo que la inspiró a trabajar en estos temas y el papel crucial que el gobierno abierto y plataformas como OGP juegan en el avance de la agenda de desarrollo sostenible.


¿Qué te inspiró a trabajar en temas de desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe?

La importancia de avanzar de manera simultánea y sinérgica en las dimensiones social, económica y ambiental del desarrollo que planteó la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1992 en la Cumbre para la Tierra y se reforzó en la Cumbre de Río del 2012 me marcó profundamente y me inspiró a trabajar para fortalecer la sostenibilidad del desarrollo en América Latina y el Caribe.

 

Los 27 principios de la Declaración de Río de 1992 han orientado desde entonces las políticas tendientes al desarrollo sostenible y se encuentran presentes en la mayoría, sino todas, de las leyes generales del medio ambiente de América Latina y el Caribe. En específico, con la adopción del Principio 10 de la Declaración de Río, que plantea que el mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos y que para ello se precisa acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente y acceso a la justicia, los países iniciaron un camino innovador para su integración en los marcos legales nacionales. 


20 años después, en la Cumbre para la Tierra, los países de nuestra región iniciaron un camino para dotarse de un instrumento regional para la aplicación efectiva de los derechos de acceso a la información, participación y justicia en asuntos ambientales que culminó con la adopción del Acuerdo de Escazú sobre democracia ambiental en 2018. Tuve el privilegio de acompañar desde la CEPAL el proceso de negociación del Acuerdo de Escazú de inicio a fin y ver cómo incluso antes de su adopción, el proceso de negociación contribuyó a poner en la agenda la importancia de abrir espacios para la participación de todas las personas, incluidas aquellas tradicionalmente excluidas,  en las decisiones que afectan su ambiente y calidad de vida. Tanto el Acuerdo de Escazú como la Alianza para el Gobierno Abierto reconocen la importancia de la transparencia, la participación y la colaboración para abordar los desafíos actuales y futuros y que los derechos a la información, participación y justicia son componentes esenciales de la democracia.

 

¿Qué desafíos encara la región para alcanzar el desarrollo sostenible, particularmente en temas medioambientales?

Sin duda que los cambios que se requieren para enfrentar las actuales crisis de desigualdad, de destrucción del medio ambiente y de gobernanza reclaman la ampliación de los espacios para la participación pública, mayor transparencia y rendición de cuentas en la toma de decisiones en todos los niveles. 

Un tema de particular relevancia para nuestra región es la protección de la integridad física de las y los defensores de derechos humanos. Como señalan diversos informes, América Latina es el continente más afectado con asesinatos de defensores de derechos humanos y quienes trabajan en asuntos ambientales son el grupo más atacado. 

No es de extrañar en este contexto que el primer tratado ambiental de los países de América Latina y el Caribe, el Acuerdo de Escazú, trate precisamente de estos temas.

 

¿Cómo puede el gobierno abierto aportar a soluciones para abordar esos desafíos?

El Estado/gobierno abierto puede ser transformador. Este representa un cambio de paradigma para avanzar desde la mera consulta a compartir poder en la toma de decisiones. La inclusión de la sociedad civil de manera directa en todos los niveles de la planificación, no sólo incluyendo la consulta, sino a través de la colaboración en la toma de decisiones y en las primeras fases de la planificación, ayuda a generar confianza, legitima las decisiones adoptadas por el Estado a los ojos del público, crea una mayor aceptación y sensibilización en la ciudadanía y, por tanto, puede dar lugar a menos conflictos.

 

La experiencia con las políticas públicas implementadas como parte de los planes de acción emprendidos por los países en el marco de la iniciativa OGP y la negociación del Acuerdo de Escazú demuestran que lo anterior es cierto. La clave parece estar en pasar de mecanismos más bien formales de consulta a procesos deliberativos donde la ciudadanía participe activamente en la cocreación de las políticas públicas.

 

¿Cómo puede OGP y su comunidad contribuir a este proceso?

Sin duda que la región tiene un margen significativo para mejorar la institucionalización y gobernanza de mecanismos de respuesta apropiados para abordar las tensiones de las relaciones de poder y las desigualdades persistentes en la región. Para ello, los enfoques de Estado/gobierno abierto que impulsa OGP son esenciales para asegurar que todas las personas, incluidos los individuos y grupos vulnerables, en tanto titulares de derechos y agentes de cambio, puedan ejercer su derecho a participar de manera informada y efectiva en la vida pública. Para ello es necesario continuar innovando y desarrollando mecanismos para desarrollar las capacidades del público, en particular de las organizaciones de la sociedad civil y de los grupos vulnerables, para participar de manera efectiva en la toma de decisiones, incluyendo la capacitación y sensibilización sobre los procedimientos y los derechos.

 

¿Cuál es tu mensaje a activistas y reformadores de gobiernos trabajando para encontrar soluciones a estos problemas?

En nuestra experiencia acompañando por ya más de una década la cocreación e implementación de planes de gobierno abierto en la región, es que la actitud que las y los funcionarios públicos tengan hacia el valor de la participación es fundamental para garantizar que se logre una auténtica participación pública y colaboración. De ahí la importancia de continuar trabajando para fortalecer el enfoque de gobierno abierto en nuestra región.

 


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